Esta
es la historia de una niña y un niño de 11 años. Se llaman Carla y Adrián. Tienen
una bonita amistad desde que eran bebés. Van a la misma clase, siempre han ido
a la misma clase desde infantil y ahora están en último curso, en sexto de
primaria.
Sus familias también son amigas, pues
viven en el mismo edificio y mantienen una bonita amistad desde mucho antes que
nacieran Carla y Adrián.
Carla es una chica muy inteligente,
igual que Adrián, se llevan muy bien porque comparten muchos intereses, entre
ellos, los videojuegos. Ambos son amantes de los videojuegos, todas las tardes,
después de hacer sus deberes se juntan para jugar.
El colegio ha organizado un torneo de
videojuegos online para el fin de semana. El viernes Carla y Adrián van rápidamente
a secretaría para hacerse con la inscripción y conocer los premios, sin
embargo, ambos leen que las personas participantes del concurso son “los
alumnos de sexto de primaria”
Carla se disgusta ya que al leer eso,
entiende que ella no puede participar, sin embargo anima a su amigo a que se
apunte, y estará con él mientras se realiza el torneo.
Comienza el concurso y se presentan todas las personas participantes, como Carla y Adrián esperaban, eran todo niños de clase y de las otras clases de sexto curso del colegio. Comienza la partida, pero Adrián no juega bien, está triste porque sabe que Carla es muy buena gamer y este concurso la ha discriminado. En ese momento le da los mandos y comienza ella a jugar. Pasa todas las partidas y llega a la final, convirtiéndose en la ganadora.
Ambos se alegran mucho porque Carla ha
ganado el concurso pero a la vez creen que es injusto que no sea Carla la verdadera
premiada y a la que le den el premio el
lunes. Comienzan a pensar y entienden que el torneo ha discriminado a las niñas
de clase y no han podido jugar, así que el lunes tanto Carla como Adrián irán a
la dirección para que sepan quién ha sido la verddera ganadora y se den ceunta
que en clase las niñas tamien juegan a videouegos
Llega el lunes y van a hablar con la
directora del colegio. La directora da la enhorabuena a Adrián pero este reconoce
que no ha sido él, sino Carla la ganadora. La directora entonces pregunta a
Carla por qué no se apuntó ella, y Carla responde que el folleto sólo dejaba
apuntarse a los niños de sexto de primaria. La directora avergonzada y muy
triste responde que eso ha sido un error, que se referían a todo el alumnado pero
que ahora se da cuenta que con ese mensaje han invisiblizado y rechazado a las alumnas de
la clase y no ha sabido ver que también las niñas juegan a videojuegos.
Se hace entrega a Carla del premio por
haber ganado el concurso de videojuegos. Todo el profesorado se da cuenta del
gran error cometido por no llevar a las aulas un lenguaje inclusivo en el que
tanto los alumnos como las alumnas se sientan visibles y participes de todas
las actividades que desde el colegio se organizan, al igual que romper los
estereotipos sexistas de que los niños juegan a videojuegos y las niñas a las
muñecas
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