Considero que los estereotipos afectan a todas las personas y
que por supuesto afectan más cuando son usados con el fin de descalificar o
humillar.
En la infancia y
adolescencia, educar de forma estereotipada permutará el sexismo y la
desigualdad. Elegir juguetes, ocio, deportes, en función de su género hará que
se perpetúe lentamente el estereotipo de cosas de niñas o cosa de niños y con
ello una fuerte distorsión de la realidad social, en la que no hay acciones
para chicas, ni acciones para chicos. Se
educan a niños en versiones masculinas con patrones concretos, que no lloren,
que les gusten el fútbol, los coches…pero cuando los intereses y deseos de un
niño son contrarios a esos, se les humilla y se les infravalora porque les
gustan cosas vistas como de “chicas”, bailar, vestir de rosa… Dañan la
autoestima de los niños al menosprecias esos intereses que ellos tienen, por
ser contrarios a los impuestos socialmente y a la vez, humillan y marcan
desigualdad a las niñas porque ellas “golpean como chicas” “corren como chicas”
es decir, de menor importancia, acciones no válidas. Las niñas deben hacer
frente a ese tipo de comentarios y roles sexistas, cayendo desafortunadamente
en la asimilación errónea que eso es real, que ellas golpean, corren, son más delicadas
que ellos, simplemente por el hecho de que son niñas. Se sedimentan en las
niñas ideas de no poder, de no ser capaces, de que hay tareas para niños y para
niñas y que ellas tendrán que estar predestinadas a un futuro concreto para
niños con otros intereses diferentes y objetivos dispares a lograr.
Un ejemplo sexista, es que los hombres no ponen la lavadora o que no tienden la ropa. Bueno desde mi trabajo, esto se aborda con la corresponsabilidad de las tareas del hogar. Para mantener el orden y limpieza del centro, no hay estereotipos de género que valgan. Las tareas y responsabilidad no tienen género, por lo tanto todas las personas convivientes cumplen con sus obligaciones de igual forma
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